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Las organizaciones mueren porque no saben aprender (primera parte)
Javier Martínez Aldanondo
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl y javier.martinez@knoco.com Twitter: @javitomar
 

 

La pregunta que enfrenta el responsable de la toma de decisiones estratégicas no es lo que “su organización debería hacer mañana”, es “¿qué tenemos que hacer HOY para estar preparados para un mañana incierto?” (Peter Drucker)

Últimamente, cada vez que hablo con directivos de organizaciones públicas y privadas, les formulo muy cortésmente 3 preguntas muy sencillas: La primera ¿es importante que una persona aprenda? Todos sin excepción me han respondido que SÍ. La segunda ¿es importante que las organizaciones aprendan? Todos, sin importar el país, la industria o el tipo de organización me han contestado que SÍ y han añadido que es vital, imprescindible, cuestión de vida o muerte... La tercera ¿cómo aprende tu organización? De nuevo todos me han respondido unánimemente “NO LO SÉ” Cuando profundizo con interrogantes como ¿existen mecanismos específicos para asegurar el aprendizaje de tu empresa? ¿dónde se almacena ese aprendizaje? ¿tu organización tiene memoria? percibo un gesto mezcla de asombro e incomodidad así que opto por no continuar torturándolos.

En mayo del año recién terminado, mi amigo Jesus Martinez me invitó al lanzamiento de su segundo libro “Aprender en las organizaciones de la era digital”. Cómo es de mala educación hablar de un libro ante una audiencia sin haberlo leído (aunque algún compañero de testera no opinó lo mismo) me estudié con detenimiento la obra de Jesús y de repente se me hizo evidente que los esfuerzos en las empresas están concentrados en el aprendizaje de los individuos, pero hay muy poco “conocimiento” respecto de cómo aprenden a nivel colectivo. Y digo de repente porque llevo 20 años trabajando en el ámbito del aprendizaje y la gestión del conocimiento, pero hasta ese momento no se me había “revelado” esa contradicción con tanta claridad. En noviembre participé en la elaboración del programa de un seminario sobre organizaciones que aprenden y cuando comencé a buscar expertos, no había manera de encontrarlos… Durante estos 6 meses, he revisado bibliografía y recopilado opiniones de múltiples actores relacionados con el aprendizaje de las organizaciones. Debo reconocer que mientras la pregunta ¿cómo aprende una organización? sigue vigente, la respuesta se muestra esquiva. Pero si todos los directivos reconocen que la supervivencia de sus organizaciones depende de su capacidad de aprender, no podemos conformarnos con esta ceguera, hay que recorrer el camino y encontrar o inventar soluciones pertinentes. En esta columna y las 2 siguientes, trataremos de contribuir a ese desafío. Este es el menú:

  1. Cambio
  2. ¿Por qué es importante APRENDER?
  3. ¿Qué es APRENDER?
  4. ¿Cómo APRENDEMOS las personas?
  5. ¿Cómo APRENDEN las organizaciones?
  6. ¿Por qué las organizaciones no saben APRENDER?
  7. ¿Qué debe hacer una organización para APRENDER?

1. CAMBIO: Uno de los recuerdos más nítidos de mi niñez, a mediados de los años 70, es una visita a El Corte Ingles para elegir mi regalo de cumpleaños: unas zapatillas Adidas modelo Jim largamente anheladas. Por entonces, el número de marcas deportivas era muy reducido y la gama de modelos igualmente limitada. En la televisión se veía un solo canal y un segundo (UHF) con horario mínimo, las familias cambiaban de coche cada 10 años y comer en un restaurant era un acontecimiento memorable por lo infrecuente. 40 años después, todavía usamos zapatillas y seguimos comprando coches (quien sabe hasta cuándo) que elegimos entre una oferta de miles de marcas y modelos, al igual que los restaurantes o los canales de TV. Es obvio que las cosas han cambiado: el consumo, la producción y el mercado se han multiplicado desproporcionadamente en comparación con el aumento de la población. A estas alturas resulta entre ridículo y vergonzoso escribir sobre el cambio. Si cambiar no fuese inherente al ser humano, seguiríamos viviendo en las cavernas y vistiendo taparrabos. Obviamente, la novedad es la velocidad a la que está ocurriendo este cambio, impulsado sobre todo por la digitalización. Por ejemplo, el tiempo que tarda una nueva tecnología en alcanzar los 50 millones de usuarios se reduce a la mitad cada año. Sin embargo, lo que no ha evolucionado es nuestra biología: tenemos los mismos 100 mil millones de neuronas en el cerebro e idénticas 24 horas en un día. Aparecen (y desaparecen) productos, servicios, empresas, marcas, tecnologías… a un ritmo mayor que nuestra capacidad de absorberlos. Esta aceleración ejerce una presión abrumadora sobre las personas y las organizaciones: les obliga a cambiar con rapidez. Y la única manera de adaptarse a ese cambio y no quedar obsoleto es aprender. Cambiar es sinónimo de aprender y también de innovar. Cuando el mundo cambiaba despacio, aprender era casi invisible, bastaba con una mínima educación inicial. Cuando el mundo cambia vertiginosamente, aprender se vuelve imprescindible y permanente. La habilidad más importante para sobrevivir en el sofisticado siglo XXI es la capacidad de aprender. Si la velocidad del aprendizaje no es mayor o igual  que la velocidad del cambio a nuestro alrededor, es que estamos muertos y aun no nos hemos dado cuenta.

2. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE APRENDER? A escasos metros de la primera casa que me construí en Chile en 2004 había un Blockbuster (9.000 establecimientos y 25% de cuota del mercado mundial en el negocio de videoclubs) y Kodak brillaba como líder indiscutido en la industria fotográfica. Durante el terremoto del año 2010 en Chile, la mayoría de los profesionales teníamos un Blackberry en el bolsillo (o un Nokia) mientras Fagor relucía en el mercado de los electrodomésticos. Todas estas empresas emblemáticas quebraron porque no supieron aprender. La mitad de las compañías que figuran en la lista del Fortune 500 del año 2000 desaparecieron y muchas de las que están hoy, no existían 20 años atrás. Por tanto, no hay que ser adivino para anticipar que la mitad de las que triunfan hoy dejarán de existir tarde o temprano. La principal consecuencia de la velocidad del cambio es que provoca que el conocimiento caduque casi de inmediato. La ventaja que hoy te permite ser exitoso mañana posiblemente ya no existirá porque el tiempo es el máximo innovador. La única estrategia para sobrevivir es aprender lo que nos obliga al mismo tiempo a desaprender y abandonar lo que nos encumbró. Desaprender va contra natura porque cuando te va bien no quieres cambiar. El éxito es el principal enemigo del aprendizaje: lo que te hizo triunfar es justamente lo que te impide aprender cosas nuevas. Por eso mismo, aprender es más importante que saber. La empresa que no aprende ni se adapta al entorno no puede mejorar y muere. Que tu empresa sobreviva es una coincidencia meramente momentánea. Si lo analizamos desde el plano de las personas, somos lo que hemos aprendido y seremos lo que aprendamos de aquí en adelante. Dado que llegamos al mundo sin saber absolutamente nada, todo lo hemos aprendido (la mayor parte ignorando el proceso formal del aula, profesor, contenidos, examen y título). Nuestra vida depende de nuestra capacidad de aprender. O aprendes todo el tiempo y de todo el mundo o te conviertes en un commodity, es tu decisión. Aprender es una rutina para siempre.

3. ¿QUÉ ES APRENDER? Aprender es un proceso personal que consiste en almacenar en la memoria experiencia reutilizable en el futuro y que depende de 3 factores: Motivación, tiempo y oportunidad de practicar. Es un proceso personal e intransferible porque nadie puede aprender por ti igual que nadie puede comer o dormir por ti. Sin embargo, no es una actividad individual ya que aprendemos en red, somos seres sociales y el proceso es mucho más eficiente cuando aprendemos con otros y de otros. Ahora bien, para asegurar que aprendimos algo, hay que verificar que se produjo un cambio permanente en la conducta, en el comportamiento. Aprendes cuando eres capaz de hacer algo que no podías hacer antes y esa capacidad la puedes sostener en el tiempo (no es un fruto de la suerte ni la casualidad). El aprendizaje tiene una parte visible, observable: haces algo que antes no podías y que se puede comprobar, por ejemplo, conducir un auto o preparar una paella. Y tiene una parte invisible que son las configuraciones neuronales que se activan en tu cerebro cuando conduces o cocinas. ¿Cuándo aprendes? Cuando se produce una diferencia entre lo que tenía que haber pasado y lo que pasó realmente. Cuando todos los días son idénticos, no hay mucho que aprender y lo que haces es operar, ejecutar, lidiar con la rutina (para la que tuviste un proceso de aprendizaje habilitante previo). Si nunca nada más cambia, con ese conocimiento tendrías para toda la vida. Pero cuando se producen cambios, entonces tienes que incorporar el aprendizaje como parte de los procesos del día a día y no basta con aprender una sola vez al principio. Una persona o una organización que gestionan su conocimiento, son capaces de usar inteligentemente algo que ya saben porque lo aprendieron en su momento y, por tanto, explotan su pasado. Una persona u organización que aprenden, son capaces de cambiar a partir las experiencias que viven y por tanto se orientan al futuro. El aprendizaje nunca puede ser aleatorio o casual sino intencionado: al servicio de los objetivos de la empresa.

4. ¿COMO APRENDEMOS LAS PERSONAS? Si para aprender hay que almacenar en la memoria nuestra experiencia ¿cómo almacenamos esa experiencia? Las personas aprendemos haciendo (escuchar o leer no es suficiente, por más que el colegio y la universidad nos lo hayan hecho creer). Cada vez que vamos a hacer algo, nos fijamos un objetivo (que genera expectativas) y desarrollamos un plan para alcanzarlo (predicción). A continuación, actuamos para conseguir el objetivo, es decir hacemos. Cuando nos equivocamos en el intento de alcanzar el objetivo (ruptura de expectativas) se abre la ventana del aprendizaje: nos preguntamos por qué fallamos (reflexión/explicación), procedemos a corregir nuestra teoría y almacenamos la experiencia en la memoria para poder reutilizarla la siguiente vez que enfrentemos la misma situación o una parecida. Aprender exige reflexionar y también recordar (si olvidas lo que aprendiste, entonces nunca lo aprendiste). ¿Dónde almacenamos las personas lo que aprendemos? Este proceso ocurre de manera automática en un músculo, que todos tenemos, especialmente diseñado para aprender llamado cerebro. Esto significa que las personas somos propietarias de lo que aprendemos y ese conocimiento nunca lo perdemos (tus neuronas no se marchan de tu cabeza) a no ser que tengas un accidente cerebral. El cerebro es el único órgano sin el que no podemos vivir y que tampoco es factible trasplantar. Se sabe poco de cómo funciona el proceso y por qué sucede de esa manera, pero se ha comprobado que la capacidad de aprender no depende de la cantidad de neuronas o el tamaño del cerebro, sino de la riqueza y diversidad molecular de las sinapsis (conexiones entre neuronas). No basta con tener millones de neuronas (o muchos individuos en una empresa) si no se asocian. La calidad de las sinapsis influye más que la cantidad en la capacidad de aprendizaje. Y sabemos también que un adulto prácticamente no crea neuronas nuevas. La muerte programada de neuronas que se inicia con el envejecimiento destruye unas 10.000 neuronas al día (una persona que llegue a vivir 100 años habrá perdido el 0,25% de sus neuronas). La buena noticia es que esa pérdida no afecta el desempeño porque la neuroplasticidad permite que las neuronas que sobreviven se adapten, aumenten sus conexiones permitiendo que las funciones se cumplan perfectamente. El aprendizaje puede ocurrir bien por nuestra intención de aprender aquello que nos interesa o que necesitamos, pero también es el resultado de una actitud de permanente curiosidad, de estar atento a detectar oportunidades y capturar todas aquellas “anomalías” susceptibles de convertirse en innovación.

5. ¿Y CÓMO APRENDEN LAS ORGANIZACIONES? Continuará…

El 10 de enero en el auditorio de Mutual de Seguridad en Alameda Bernardo O'higgins 194 (Santiago) realizaremos el primer seminario de la Comunidad de Gestión del Conocimiento sobre “Cómo aprenden las organizaciones”. Si les interesa participar, envíenme un correo a jmartinez@catenaria.cl (cupos limitados)

 
 
 

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