He fallado más de 9.000 tiros
a lo largo de mi carrera, he perdido casi 300 partidos,
26 veces he errado el último tiro que decidía
un partido. He fracasado una y otra vez durante mi vida
y esa es, precisamente, la razón por la que he sido
exitoso.
Michael Jordan (posiblemente el mejor jugador de baloncesto
de la historia)
Cada vez estoy más convencido de que si hay algo
importante en la vida es saber perder. El mundo del deporte
ofrece multitud de ejemplos al respecto. Valentino Rossi,
aclamado como el mejor piloto de motos de todos los tiempos,
reconocía, después de pasar 2 años
sin ganar títulos "He debido aprender a perder".
Todos los deportistas saben que perder no sólo forma
parte del juego sino que hay más posibilidades de
perder que de ganar, a fin de cuentas sólo hay un
campeón. Evidentemente, el objetivo es ganar, saborear
el placer de la victoria, para muchos alcanzar la gloria.
A nadie le gusta perder pero como hemos comentado en otras
columnas anteriores, http://www.catenaria.cl/km/newsletter/newsletter_29.htm
las derrotas ofrecen oportunidades mucho más enriquecedoras
que los triunfos. Cuando pierdes, pueden pasar básicamente
2 cosas:
- Que te enfades, te culpes o culpes a otros/s, te autoengañes,
te desmoralices y tires la toalla.
- Que decidas no resignarte ni darte por vencido por nada
del mundo sino al contrario, ser más persistente,
perseverante e insistente. Que consideres que has perdido
una batalla, pero no la guerra y que examines lo que debía
haber ocurrido, lo que realmente ocurrió, por qué
se dieron las diferencias y qué cambios hay que
hacer la próxima vez para que te vaya mejor. Es
decir, reconocer con humildad que otro fue mejor que tú
y asumir qué necesitas aprender para mejorar. De
hecho, hay situaciones donde lo mejor que puede pasar
es que pierdas para aprender una lección que seguro
te resultará muy útil en el futuro.
En 1996, la actual Presidenta de Chile, Michelle Bachelet
perdió abultadamente la primera elección
en que la se presentó (a Alcaldesa donde obtuvo
un 2,35% de los votos) pero parece que sacó lecciones
muy valiosas. En enero de 2006, ganó una elección
presidencial en la que, entre otros, había competido
el mismo adversario que la había derrotado una
década antes.
El aprendizaje nunca ocurre en el aula o cuando fracasas
ante un problema sino que se demuestra en la vida real
o la siguiente vez que debes enfrentar ese mismo problema
y eres capaz de resolverlo. Los padres tienen una especial
responsabilidad en este sentido y por eso es incomprensible
el discurso contradictorio de reconocer, por un lado,
que se aprende sobre todo "en la cancha", que
hay que saber convivir con la derrota y por otro lado,
exigir a los niños aprender multitud de cosas inútiles
y teóricas y ser siempre el mejor, sobre todo en
un entorno, el escolar, que a los niños apenas
les interesa. Cuando juego con mis hijos, a veces les
dejo ganar y otras veces no porque no quiero acostumbrarlos
a ganar siempre, a creer que las cosas ocurren sin esfuerzo
sino que se eduquen sabiendo que surgen obstáculos,
aparecen sinsabores que hay que saber sortear sin frustrarse
ni rendirse. ¿Por qué unas personas se rinden
y otras no? Si quieres despertar en alguien el deseo de
superarse y mejorar, necesitas situar a esa persona frente
a desafíos que le interesen pero que se sitúen
un poco por encima de sus capacidades actuales de modo
que tenga que esforzarse pero vea que el objetivo es alcanzable.
En el mundo de los negocios, la realidad no es muy distinta.
Cuando un cliente busca un producto o un servicio, muchos
son los llamados pero sólo uno es el elegido.
Sin embargo, nadie nos enseña a perder (algo que
no se puede hacer directamente), más bien al contrario,
nos educan para ganar, los mensajes que recibimos a todas
horas tienen cómo máxima premisa el éxito
a toda costa. El sistema educativo castiga el fracaso (las
malas notas) que se convierte en un tabú y convierte
la educación en una competición donde lo único
que importa es ganar y quienes mejores resultados obtienen
son admirados, recompensados y tomados como el modelo a
seguir. Estresamos a los niños convirtiéndolos,
desde temprano, en esclavos del triunfo lo que les conduce
a sufrir lo indecible cuando no logran estar a la altura
de las expectativas. Está dinámica produce
una fractura en 3 grupos:
- Los alumnos brillantes (los ganadores), acostumbrados
a conseguir siempre las metas que se proponen, que en
muchos casos continúan su inmaculada carrera en
el mundo profesional desempeñando puestos de responsabilidad
en las empresas e instituciones más importantes.
- Los alumnos mediocres, que pasan sin pena ni
gloria por el colegio y la universidad y que ingresan
al mundo laboral sin una noción clara de lo que
quieren para sus vidas.
- Los malos alumnos (los perdedores), a quienes
las malas notas los condenan desde el principio a penar
durante toda su trayectoria con el estigma de vagos, tontos,
etc.
Es interesante observar lo qué ocurre cuando los
ganadores, educados para vencer, deben probar el amargo
sabor de la derrota. Aparecen elementos desconocidos para
ellos: la frustración, el miedo, la depresión,
la destrucción de la autoestima, la negación
de la responsabilidad, las excusas. Mi experiencia es que
cuanto más exitosa ha sido la trayectoria de una
persona, más pánico le tiene a demostrar debilidad,
a equivocarse, en definitiva, a la caída y la razón
estriba en que nunca aprendieron a perder. El verdadero
talante de las personas se muestra cuando pierden, no cuando
ganan. La victoria tiene muchos padres, la derrota suele
ser huérfana.
Por ejemplo, resulta patético observar las reacciones
de los políticos cuando analizan los resultados electorales:
Nunca pierden. Al igual que existe el problema de negar
el fracaso, existe en la misma medida el riesgo del conformismo,
ser incapaz de sobreponerse, acostumbrarse a perder, el
famoso calificativo de "Perdedor".
Si llevamos esa reflexión a la actualidad, no estoy
muy seguro si estamos enfrentando una crisis económica,
una desaceleración o solamente los efectos de una
burbuja pasajera. Lo que si me preocupa es quien sale perdiendo
con esta espiral de inestabilidad. Me temo que una vez más,
pierden los mismos y ganan (parece que en tiempos de crisis
es donde se labran las grandes fortunas) los de siempre.
¿Qué relación tiene esta crisis con
la gestión del conocimiento?. Las ventajas competitivas
de una organización están directamente relacionadas
con el conocimiento que tienen sus miembros. Es evidente
que en épocas de crisis, a lo único que puedes
agarrarte es a tu conocimiento. Puede que te quedes sin
recursos, sin infraestructura, sin clientes, sin acceso
a información, sin equipo incluso sin trabajo pero
de lo que nadie puede despojarte es de tu conocimiento.
Lo único que tienes siempre es tu conocimiento y
tu capacidad de aprender. ¿Tal vez a esto se refería
el Yes we can de Obama?
No hay nada más barato que gestionar tu propio conocimiento.
La respuesta a la crisis es ser más eficiente, más
competitivo, es decir, sacar todo el partido posible del
conocimiento y los que obtienen más resultados con
menos recursos son los que suelen salir adelante. Cada venta,
cada persona, cada habilidad, cada actividad son esenciales.
Sólo tenemos que abrir los ojos, tenemos el conocimiento
frente a nuestras narices, no se nos ha olvidado, no lo
puedes perder. Sin embargo, esto que resulta tan simple
de escribir, no sucede tan fácilmente en la vida
real.
Ocurre que las personas gestionan su Conocimiento cada
segundo, inconscientemente. No saben que lo hacen, ni como
lo hacen pero les da buenos resultados. Las empresas también
gestionan conocimiento cada segundo pero no se pueden permitir
que ese proceso sea inconsciente porque su objetivo es ganar
dinero. Cada paso que se ejecuta en una empresa debiese
tener un propósito bien calculado: Tiene que ser
una tarea concreta (y no otra) ejecutada por una persona
concreta (y no otra) en un determinado momento del proceso
(y no otro). Cada persona debe saber Qué hacer, Cómo
(mejor práctica) y Por qué y la Organización
debe saber qué hace cada persona. Pero, ¿Sabe
cada persona lo Qué debe hacer, Por Qué y
cuál es la Mejor manera? ¿Sabe la organización
Qué hace cada persona, si es la Adecuada, si cuenta
con el Conocimiento necesario, si dispone de toda la Ayuda
que le va a hacer falta? En realidad no lo saben y, a fin
de cuentas, cada persona no tiene otro remedio que actuar
a partir de su conocimiento en lugar de aprovechar el enorme
caudal de experiencia que acumula su empresa.
La Gestión del Conocimiento persigue que la organización
será más INTELIGENTE (casi siempre para ser
más rentable). ¿Cuál es el Cerebro
de la empresa? ¿Dónde está? ¿No
debería traerme lo que necesito para este cliente/proyecto/problema
que estoy tratando de gestionar? Y no estamos hablando precisamente
de procedimientos, artículos o presentaciones. Hay
que tener en cuenta que las personas no piensan en términos
de Documentos/Datos/Cifras, sino que más bien piensan
en Objetivos, Planes, Expectativas, Conflictos, Fracasos,
Explicaciones.
El objetivo de la gestión del conocimiento es que
las personas sepan lo que necesitan para hacer bien su trabajo.
Esto exige anticiparse, saber qué está haciendo
siempre cada persona y qué ayuda necesita en ese
momento (Just In Time). Se trata en definitiva de llevar
la información adecuada a la persona correcta en
el momento que lo necesita para resolver un problema o tomar
la mejor decisión. Si lo que buscamos es lograr que
nadie reinvente la rueda, comience desde cero ni cometa
2 veces el mismo error, entonces el mejor camino es aprovechar
el conocimiento de miles de cerebros que han hecho antes
que yo lo mismo que estoy tratando de hacer. Para saber
esto, es necesario haber "perdido" unas cuentas
veces anteriormente y sobre todo, haber hecho un muy buen
trabajo de análisis y aprendizaje de esa derrota.
Las empresas se hacen una pregunta clave: ¿Cuanto
mejoraría mi empresa si todos los comerciales fuesen
como mi mejor comercial, todos los Directores de Sucursal
fuesen como mi mejor Director de Sucursal, todos los Jefes
de Proyecto, o programadores, o
fuesen como el mejor?
Sin embargo hay una pregunta mágica que olvidan:
¿Y por qué todos no rinden como el mejor?
No existe explicación para que todos no rindan como
el número 1. La razón es que son incapaces
de gestionar el conocimiento porque ese es un problema de
conocimiento. ¿Cómo se soluciona el problema?
¿Explicitando el conocimiento de esos vendedores
y almacenándolo en bases de datos, gestores documentales,
manuales o procedimientos? Claramente no.
¿Cómo diseñamos un sistema de Gestión
del Conocimiento que, al igual que en el caso de las personas,
te traiga el conocimiento sin pedirlo? Parece lógico
pensar que ese sistema necesita un modelo bastante detallado
del mundo en que transcurre el trabajo de las personas que
lo utilicen. Necesita saber qué está pasando:
que hace cada persona y por qué para llevarle el
conocimiento en momento justo. Tiene que entender que la
experiencia que acaba de vivir Pedro le sirve de ayuda a
María para el problema que está enfrentando.
De estas reflexiones surgen algunas preguntas interesantes:
¿Cuál es el conocimiento que tienes y por
el que tu empresa te paga y del que a su vez obtiene rendimiento
económico? ¿Cómo lo adquiriste? ¿Cómo
lo gestionas?
Resulta imposible vivir sin gestionar el conocimiento. A
su vez, la fuente de producción del Conocimiento
es el Aprendizaje. Tu inteligencia depende de los desafíos
que has enfrentado (y has resuelto) a lo largo de tu vida.
¿Qué has aprendido en tu vida hasta ahora
y cuanto de ello se lo debes a cosas o situaciones en que
has perdido? ¿Sabes cómo aprendes?
Estos temas los abordaremos en columnas sucesivas. Mientras
tanto, aquí está el acceso a la segunda parte
del Artículo Gestión del Conocimiento para
Peatones
http://mailing.inverca.cl/mailing/javier32/Gestion
del Conocimiento para peatones (parte 2).pdf
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Quien crea que las organizaciones públicas no deben
o pueden reinventarse o renovarse está cayendo en
un inmenso error. Las organizaciones son estructuras pensadas
para optimizar los esfuerzos colectivos para la consecución
de objetivos comunes. Y como tal son constructos humanos
que responden a unas necesidades de un momento y espacio
determinados, por lo tanto son susceptibles de cambiar y
adaptarse a las nuevas exigencias. El Estado, en tanto organización,
no escapa a esa realidad. Las viejas estructuras jerárquicas
y rígidas, dicho en términos muy generales,
deben ir abriendo paso a otras más planas, horizontales
y flexibles, que permitan y fomenten las interacciones,
el uso intenso del conocimiento y la transparencia. Las
comunidades de prácticas ayudan a ello. Junto a Javier
Martínez estamos participando como consultores en
el diseño e implementación de una Comunidad
Virtual para el sector agrícola de Chile. El proyecto
lo lidera la FIA (Fundación para la Innovación
Agraria) que cuenta con la co-financiación del BID
(Banco Interamericano de Desarrollo). Dos, desde mi punto
de vista, son los factores clave de este proyecto:
- Los beneficiarios participan desde el comienzo en la
definición de la comunidad virtual de servicios
de información y conocimiento
- La comunidad se plantea el uso intensivo de las herramientas
de la web 2.0
En el mundo que viene el sector público no sólo
deberá reinventar sus organizaciones, sino que la
forma en la que se relaciona con los ciudadanos y con ello
la manera en que entrega sus servicios. Desde mi punto de
vista, la entrega de respuestas universales se está
haciendo más anacrónica. Hay muchos ámbitos
de política pública en los que la universabilidad
hace que se pierda eficiencia y foco en el impacto de las
políticas. Las nuevas tecnologías están
permitiendo un conocimiento mucho más exhaustivo
de los públicos objetivos, su segmentación
y, por cierto, la entrega de políticas mejor contextualizadas.
Podríamos decir que ahora el sector público
puede entregar unos servicios más personalizados.
La plataforma de conocimiento para el mundo agrícola
está pensada desde esa óptica. Los beneficiarios
futuros, una muestra de ellos, están participando
en el diseño y modelización de los servicios
que ella les entregará. Hemos trabajado, asimismo,
con la red social en torno a la cual se desarrolla la actividad
productiva de los agricultores.
El enfoque tradicional de la política pública
de innovación ha sido la creación de parques
científicos, la identificación y jerarquización
de clusters, la creación de instrumentos de fomento
empresarial, etc. En general todos ellos apuntan hacia la
entrega de incentivos financieros, tributarios para que
los empresarios innoven. Sin embargo estos instrumentos
se han revelado muchas veces poco eficaces en la creación
de redes de innovación y especialmente en trasladar
y hacer protagonistas a los ciudadanos de esta innovación,
es decir en innovación centrada en el usuario. Las
tecnologías de la información y las comunicaciones,
por sus propias características de despliegue masivo,
fácil customización y por el hecho que inherentemente
son susceptibles de múltiples usos se benefician
en mayor medida que otras de la participación de
los usuarios en el proceso. Si queremos que el proceso de
innovación permeabilice el tejido social y se inserte
en la cultura de las empresas y los ciudadanos, debemos
adoptar una visión de la innovación como un
proceso en red que incorpore a todos los participes de la
cadena de valor, desde la academia a los ciudadanos pasando
por la industria. En el proyecto FIA/BID estamos trabajando
con todos las redes forman parte del entramado de la actividad
agrícola de los productores que participan en el
proyecto: proveedores, técnicos, servicios públicos
y, por supuesto, ellos.
Sin embargo, en las TIC no es suficiente con el desarrollo
de un producto o servicio, ni con la transferencia al sector
industrial de una determinada tecnología, sino lo
que se busca es que una comunidad las incorpore en su práctica
social. La única manera que los agricultores se empoderen
de los servicios es que los incorporen en sus rutinas de
trabajo dado que el han encontrado una utilidad; en ese
momento los servicios entregados a través de las
TIC's se convierten en una práctica social. Y que
ello ocurra dependerá de su participación
activa en el proceso de diseño e implementación.
El proceso de innovación se ha visualizado tradicionalmente
como una secuencia de fases que cubren la generación
de ideas, la invención, la I+D, su aplicación
y el proceso de difusión. Este modelo se ha aplicado
de manera sistemática tanto a los procesos de innovación
a nivel de producto como de empresa o país. Esta
visión ha sido fuertemente criticada desde los años
70, considerándola como una visión simplificada
que no tiene en cuenta ni los actores ni los mecanismos
ni los procesos que han sido responsables de muchas de las
innovaciones de las recientes décadas. Así
pues el proceso de innovación se describe como un
fenómeno emergente de un complejo proceso iterativo
con múltiples actores donde el aprendizaje, la interrelación
social, la difusión de las ideas y las tecnologías
y la comunicación, juegan un papel importante.
Es en este marco donde tiene cabida y cobra importancia
el papel de los beneficiarios como creadores y re-inventores
y modelos como open source. El proceso de innovación
a nivel macro - a nivel social - debe también enmarcarse
en función de sus principales actores: los agentes
tecnológicos (universidades, centros de investigación
públicos o privados, investigación en empresas,
), los agentes económicos (el mercado, las
empresas,
) y los agentes sociales (usuarios, gobiernos,
sociedad civil,
). El proceso de innovación,
es decir la incorporación a la práctica social
del resultado de la invención y su asimilación
como propia, se produce en la confluencia y el encuentro
entre estos tres agentes.
La concurrencia de los tres agentes es imprescindible para
el éxito del proceso de innovación. Si sólo
contamos con el mercado y con la tecnología produciremos
innovación que tendrá una baja aceptación
social. Si son el mercado y la sociedad los que lideran
el proceso (un fenómeno que conocemos a menudo en
los países del "que inventen ellos") el
resultado será probablemente el uso de la tecnología
más común y en TIC muchas veces eso significa
tecnología obsoleta. Finalmente si el proceso es
conducido únicamente por los agentes sociales y los
tecnólogos, podemos caer en el peligro de producir
innovación económicamente inviable. Aún
más importante es el papel de los poderes públicos
en la gestión de la innovación en las TIC
y en especial en la Sociedad de la Información. Si
bien el modelo conceptual dominante era la red, poco a poco
se va abriendo camino en las TIC, el concepto de ecologías
de innovación. Este concepto conlleva un cambio de
paradigma en la forma de actuar de los poderes públicos:
no se trata tanto de dirigir o encauzar sino de crear las
condiciones para que la innovación emerja. En la
concepción de ecologías de innovación,
los poderes públicos actúan en un plano de
igualdad con el resto de los agentes sociales, pero al mismo
tiempo trabajan para la creación y mantenimiento
de las condiciones necesarias para que ésta sea posible
y ello implica dotar de infraestructuras, facilitar, orquestar.
Que los gobiernos asuman el rol de facilitadores de los
procesos de innovación social y que desde allí
asuman los ciudadanos un rol activo en el diseño
de los servicios que acabarán recibiendo, es la mejor
manera de hablar de un gobierno ciudadano. Esta idea que
fue piedra basal del inicio del gobierno de la Presidenta
Bachelet y que acabo difuminándose por la falta de
aplicabilidad, puede perfectamente tomar cuerpo a través
del diseño de políticas públicas que
tomen en cuenta a sus futuros beneficiarios. Este sólo
hecho es un salto cuántico en los proceso de innovación
social, dándoles a gobiernos y ciudadanos nuevos
roles más flexibles y abiertos.
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