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 lo que sabe hacer, no lo enseñan en la escuela, 
                      es materia superior 
Uva de la vieja parra (El Último de la Fila)
 Imagina que nos situamos en diciembre de 1909, hace exactamente 
                      un siglo. Trata ahora de elucubrar cómo era la vida 
                      en aquella época no tan lejana (mi abuela nació 
                      por esas fechas). Piensa cómo funcionaba la salud, 
                      el transporte, los medios de comunicación, el sector 
                      militar, la alimentación, el ocio o la vivienda en 
                      aquellos tiempos. ¿Serías tú capaz 
                      de vivir hoy en día con esas "comodidades"? 
                      Un servicio de salud entregado con aquellos estándares, 
                      un vehículo fabricado con las técnicas de 
                      esa época o un ejército con el armamento de 
                      aquel entonces sería simplemente impensable para 
                      nosotros. Por suerte, todos esos ámbitos de la sociedad 
                      han vivido transformaciones radicales en sus procesos de 
                      producción, fruto del progreso de la ciencia y de 
                      la mano de la tecnología en la mayoría de 
                      ocasiones. Sin embargo, y parafraseando el inicio de cada 
                      uno de los libros de la antológica serie de Asterix, 
                      existe una "industria" poblada por irreductibles 
                      galos que resiste todavía y siempre al invasor: La 
                      educación. ¿Cómo aceptamos que la educación 
                      que recibimos sea el único servicio que se diseñó 
                      hace varias generaciones atrás? El actual sistema educativo que nos atormenta se diseñó 
                      para un mundo muy distinto al que conocemos: Un mundo predecible, 
                      que cambiaba muy lentamente, donde solo una elite tenía 
                      acceso a la educación y el destino del resto de los 
                      mortales estaba abocado a alimentar la cadena de producción. 
                      Para reflejar lo desalineados que están los procesos 
                      educativos con el mundo en el que vivimos, se suele recurrir 
                      muchas veces a la siguiente analogía: Si tomásemos 
                      a un cirujano o un maquinista de tren de hace 100 años 
                      y los colocásemos en un quirófano o a los 
                      mandos de un tren actual, no sabrían qué hacer, 
                      no entenderían gran cosa, estarían perdidos 
                      e imposibilitados de actuar. Si tomásemos sin embargo 
                      a un profesor de esa misma época y lo introdujésemos 
                      en una sala de clases de cualquier colegio o universidad 
                      del mundo, inmediatamente reconocería la situación 
                      y en cuestión de segundos sería capaz de seguir 
                      desempeñando su profesión de forma natural. Con la educación pasa lo mismo que con el futbol, 
                      los resultados que obtiene el primer equipo dependen en 
                      gran medida de la materia prima que "producen" 
                      las categorías inferiores. La sociedad que tenemos 
                      y la crisis que vivimos hoy son consecuencia directa de 
                      la educación de que nos hemos dotado. Debiese resultar 
                      intolerable que no sea posible encontrar hoy ninguna persona 
                      que opine que la educación funciona de manera excelente. 
                      Los profesores están deprimidos, los niños 
                      aborrecen el colegio y no quieren estudiar y los padres 
                      están mayoritariamente desbordados y decepcionados. 
                      De los políticos mejor nos ocuparemos en otro momento. 
                      Sin embargo, estoy convencido que tenemos los mejores alumnos 
                      y profesores que hemos tenido a lo largo de la historia 
                      y también la mayor riqueza de recursos, contenidos 
                      e infraestructuras. No tiene ningún sentido hacer 
                      caso de los resultados de las diferentes pruebas internacionales 
                      porque absurdamente tratan de medir la calidad de la educación 
                      con números. Entonces, ¿Dónde radica 
                      el problema? Muy simple, el modelo de sistema educativo 
                      que tenemos no sirve si lo que pretendemos es educar emprendedores, 
                      innovadores, ciudadanos autónomos y democráticos. 
                      Si queremos escapar de este callejón sin salida en 
                      el que llevamos ya muchas décadas, no tenemos otro 
                      camino que repensar la educación. Y el tema no es 
                      nada sencillo.Todo parece indicar que la educación nos va a acompañar 
                      durante mucho tiempo por una razón esencial: Los 
                      seres humanos, al contrario que el resto de animales, necesitamos 
                      varios años de acompañamiento antes de ser 
                      autónomos. Para facilitar ese tedioso y largo proceso 
                      es que el hombre inventa la educación formal (colegio 
                      y universidad), un concepto artificial que se basa en una 
                      serie de pilares, la mayor parte de los cuales han resistido 
                      incólumes el paso del tiempo y siguen plenamente 
                      vigentes: Títulos, asignaturas, horarios, aulas, 
                      profesores, cursos, exámenes, notas, etc. Por si 
                      fuese poco, en nuestra venerada sociedad del conocimiento 
                      y la innovación, el principal factor de producción 
                      del conocimiento es la educación. Si el modelo que 
                      tenemos hace tiempo que naufraga y no es capaz de satisfacer 
                      a nadie ¿Qué podemos hacer? Lo cierto es que 
                      para cambiar la educación, no existen atajos, no 
                      sirve hacer lo mismo pero más rápido, con 
                      más dinero, con más tecnología o con 
                      mejores profesores. De esa forma solo estamos dando pedales 
                      cada vez más rápido pero en la dirección 
                      errónea, lo que nos aleja sistemáticamente 
                      del objetivo. El problema con la educación es mucho 
                      más profundo. Para cambiar la educación hay 
                      que empezar a cuestionarse desde lo más básico: 
                      Qué es educar, Para qué educar, Como educar, 
                      Quienes participan, Cuál es el rol de las TICs, Cuál 
                      es el rol de los profesores, de los padres y de la sociedad 
                      en general, Cómo debe ser la institución que 
                      guie ese proceso, etc.
 
 Paradójicamente, no hay nada más fácil 
                      que innovar en la educación precisamente porque está 
                      todo por hacer. Los 2 cambios más decisivos que hay 
                      que efectuar con suma urgencia ocurren dentro del aula y 
                      los he mencionado anteriormente: 
                      1. Qué aprenden nuestros hijos y 2. Cómo lo 
                      aprenden. De esos 2 cambios, el segundo es complejo y de 
                      largo aliento porque implica reeducar a casi todos los involucrados 
                      con la educación y exige derribar algunos intereses 
                      que no van a permanecer de brazos cruzados. Pero el primero 
                      de ellos, además de ser posiblemente el que más 
                      impacto tiene, es bastante más fácil de implementar. 
                      Solo exige pensar las cosas de otra manera: Empezar a diseñar 
                      desde el final, comenzar por decidir qué resultados 
                      queremos obtener (que esperamos de las personas cuando sean 
                      adultas) y no diseñar desde los medios con que contamos 
                      hoy (las asignaturas que siempre se han enseñado, 
                      lo que saben los profesores que tenemos, los libros escolares 
                      que ya están impresos, etc.). Es evidente que tenemos 
                      un problema grave cuando los curriculums académicos 
                      apenas han sufrido variación en el último 
                      siglo. Si la razón por la que educamos a las personas 
                      es para prepararles para afrontar la vida que les espera, 
                      es increíble comprobar cómo seguimos tratando 
                      de enseñar cosas absurdas y al mismo tiempo, seguimos 
                      dejando de lado los elementos que todos sabemos son fundamentales 
                      para vivir. Con una cierta regularidad, suelo someter a un grupo de 
                      unas 300 personas a un experimento muy sencillo: Les formulo 
                      por mail alguna pregunta relacionada con los ámbitos 
                      de la gestión del conocimiento y el aprendizaje y 
                      les pido que me den su opinión. Posteriormente tabulo 
                      y analizo las respuestas y las comparto con todo el grupo 
                      que incluye desde estudiantes, jubilados o amas de casa 
                      hasta Presidentes y Gerentes Generales, Gerentes de RRHH, 
                      Comerciales y de Operaciones, vendedores, consultores, jefes 
                      de proyecto, académicos y profesores pertenecientes 
                      a organizaciones del ámbito de la Banca, Telecomunicaciones, 
                      Utilities, Retail, Salud, Instituciones Públicas, 
                      Fuerzas Armadas, etc. de países como Argentina, Chile, 
                      España y USA. La primera pregunta que les formulé, 
                      hace ya más de 3 años, fue la siguiente: ¿Cuáles 
                      son, según tu criterio, los 5 elementos imprescindibles 
                      para vivir y trabajar en la sociedad del conocimiento? Es 
                      decir, aquellos elementos fundamentales para que una persona 
                      se desempeñe adecuadamente, no solo en el ámbito 
                      laboral sino también en el personal. Este es el resultado 
                      de los 15 elementos que escogieron como los más importantes:TOP 15 
                      
    | 1. Inteligencia Emocional | 49,3 |  
    | 2. Adaptación al cambio/flexibilidad | 38,7 |  
    | 3. Trabajo en equipo y colaboración | 38,7 |  
    | 4. Manejo de tecnología | 34,7 |  
    | 5. Networking/creación de redes | 29,3 |  
    | 6. Aprendizaje continuo (aprender a aprender, autoaprendizaje) | 25,3 |  
    | 7. Idiomas | 25,3 |  
    | 8. Capacidad de analizar información | 22,7 |  
    | 9. Motivación/Iniciativa/Proactividad | 21,3 |  
    | 10. Emprendimiento/Curiosidad/Riesgo | 20,0 |  
    | 11. Capacidad de comunicación | 18,7 |  
    | 12. Respeto/Tolerancia/Comprensión de la diversidad | 17,3 |  
    | 13. Formar familia/Desarrollo de los afectos | 13,3 |  
    | 14. Constancia/Perseverancia | 10,7 |  
    | 15. Creatividad | 9,3 |  Lo primero que me llamó poderosamente la atención 
                      fue que casi el 50% escogió la Inteligencia Emocional 
                      como el elemento primordial. Y lo segundo que queda en evidencia 
                      (y esto no me sorprendió en absoluto) es que por 
                      ninguna parte aparecieron las asignaturas tradicionales 
                      que forman el currículum educativo: Matemáticas, 
                      Física, Historia, Lenguaje, Química, etc. 
                      Mi objetivo con este ejercicio era muy simple: Me proponía 
                      identificar aquellos elementos que, quienes vivimos y trabajamos 
                      en la sociedad actual, consideramos como fundamentales y 
                      comprobar al mismo tiempo si el sistema educativo está 
                      alineado con esos mismos elementos. Buscaba comprobar cuanto 
                      se parece el currículum educativo que se imparte 
                      en las aulas a lo que luego les espera a nuestros jóvenes 
                      cuando salgan al "mundo real". Por ejemplo, si 
                      mayoritariamente consensuamos que el Trabajo en equipo, 
                      la Inteligencia Emocional o la Flexibilidad son competencias 
                      esenciales, quería comprobar lo siguiente:
  
                      
                    1. Para el sistema educativo, ¿Estas competencias 
                      son una prioridad en sus curriculums? 2. ¿Existe la asignatura de Inteligencia emocional? 
                      ¿Debería existir? Y en ese caso, ¿Qué 
                      asignaturas deberíamos eliminar para dejarle sitio?
 3. ¿Se puede enseñar la Inteligencia emocional? 
                      Y si el sistema educativo no la provee, ¿Cómo 
                      lo aprendemos entonces?
 Hace 1 mes tuve la fortuna de participar en el ITWorldEdu 
                      en Barcelona, un magnífico evento donde confluían 
                      tecnología y educación. La misma pregunta 
                      que hice por mail 3 años antes sigue vigente: ¿Tiene 
                      sentido hacer tantos esfuerzos con la web 2.0, wikies, twitter, 
                      you tube, wave, pizarras digitales 
 si seguimos enseñando 
                      las mismas materias inútiles? ¿Cómo 
                      nos puede sorprender que nuestros niños y alumnos 
                      no sientan absolutamente ningún interés por 
                      lo que ocurre dentro de las aulas? ¿Será que 
                      TODOS ellos son unos irresponsables? No, la culpa no es 
                      de ellos (tampoco nosotros éramos diferentes cuanto 
                      estábamos en el colegio), la culpa es nuestra.Durante la última semana, profesionales de distintos 
                      ámbitos (periodistas de reconocidos medios de comunicación, 
                      responsables de RRHH de empresas de energía de toda 
                      Latinoamérica y destacados abogados) me hicieron 
                      idéntica confesión: Los jóvenes egresados 
                      de la universidad que ingresan a sus organizaciones no saben 
                      prácticamente nada y necesitan invertir 2 años 
                      para lograr que empiecen a ser productivos.
 Os propongo que os asoméis a los curriculums del 
                      colegio o universidad de vuestros hijos y comprobéis 
                      que relación guarda con lo que realmente resulta 
                      indispensable para vivir. Cuando veo el curriculum del colegio 
                      en qué estudié hace casi 3 décadas, 
                      compruebo para mi desgracia que permanece prácticamente 
                      inalterado. ¿Cuántos de vosotros utilizáis 
                      las integrales, la lista de los reyes godos o la tabla de 
                      los elementos en vuestro trabajo diario?. Poner el curriculum 
                      actual bajo el microscopio, hacer un análisis crítico 
                      y rediseñarlo para que sea representativo de los 
                      desafíos y realidades que nos preocupan en pleno 
                      SXXI es una tarea ineludible y relativamente sencilla. Basta 
                      que decidamos qué queremos ser, qué sociedad 
                      queremos construir, qué tipo de ciudadanos deseamos 
                      para habitarla y conducirla. Por ejemplo, el pequeño 
                      reino de Bután ya estableció su norte, decidió 
                      qué quiere ser, qué es importante para ellos 
                      y qué resultados le interesa alcanzar: La 
                      felicidad interna bruta.
 
 Entonces, ¿Qué tienen que aprender los niños? 
                      La pregunta más bien es qué tienen que ser 
                      capaces de hacer para funcionar en el mundo actual porque 
                      de lo que se trata precisamente es que sean capaces de hacer 
                      y no de saber. Si colocas la palabra" saber" en 
                      esa pregunta (que deben saber los niños), lo que 
                      aparece es una lista interminable de cosas inútiles. 
                      Saber es necesario pero no suficiente. El curriculum que 
                      tenemos no es fruto de la casualidad: Hoy no enseñamos 
                      lo que es importante sino aquello que es fácil de 
                      medir en un examen que es una atrocidad. No os quepa duda 
                      que es mucho más fácil evaluar un problema 
                      de matemáticas que la capacidad de ser empático 
                      de una persona o la creatividad de un equipo. No hay nada más importante que la educación. 
                      Hay varias cosas imprescindibles para sobrevivir: Si no 
                      comes, obviamente te mueres. Si no duermes, está 
                      comprobado que te mueres. Pero si no te educas, también 
                      mueres. Si no eres capaz de aprender lo que significa un 
                      semáforo en rojo, si no distingues una seta venenosa 
                      de una que no lo es o si no aprendes a nadar, tienes muchas 
                      posibilidades de perder la vida. Eres lo que has aprendido 
                      y serás lo que seas capaz de aprender en el futuro. 
                      Si el mundo cambió drásticamente y nos resulta 
                      inconcebible vivir como lo hacían nuestros antepasados 
                      a comienzos del SXX, entonces debiese darnos vergüenza 
                      que nuestra educación siga anclada en esquemas propios 
                      del subdesarrollo.  ¿Cuál es tu respuesta a la pregunta que da 
                      título a esta columna? Si estás de acuerdo, 
                      entonces me interesa conocer tu respuesta para estas otras 
                      2 ¿A qué demonios estamos esperando para cambiar? 
                      ¿Cuándo nos vamos a tomar definitivamente 
                      en serio la educación? 
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 En el mundo de la gestión pública se está 
                      entendiendo cada vez más que la cooperación 
                      es un requerimiento necesario para la creación de 
                      valor. Desde David Ricardo se ha exaltado la ventaja competitiva 
                      como el atributo desde el cual las naciones y luego las 
                      organizaciones podían alcanzar resultados positivos 
                      en sus cuentas. Ello llevó a que las empresas y las 
                      organizaciones se estructuraran en un marco de competitividad 
                      que a veces se extendió hasta la depredación 
                      sistémica, sin tener en cuenta a la ecología, 
                      la desigualdad social y a las personas. En la economía 
                      del conocimiento y en el mundo de las organizaciones que 
                      está más consciente del buen uso de ese atributo 
                      (el conocimiento) radicado en las personas, el factor que 
                      marca la diferencia respecto a la productividad y al valor 
                      público está en la cooperación. Sin 
                      ella no se puede crear y difundir conocimiento. Este se 
                      produce como consecuencia de un acto relacional. El proceso 
                      por medio del cual se facilita su creación, divulgación 
                      y explotación es uno en el cual se producen interacciones 
                      -conversaciones- entre las personas que forman parte de 
                      una comunidad de trabajo. Estos grupos de trabajo, que persiguen 
                      una finalidad común, se les ha denominado comunidades 
                      de práctica (CoPs). Una de las fuentes de conocimiento se sitúa en la 
                      conversación que se produce entre personas. Si, además, 
                      tenemos en cuenta el papel de la experiencia como movilizador 
                      o proveedor de contenidos, tendremos en la suma una posible 
                      via de creación de conocimiento en las organizaciones. 
                      Nos estamos referiendo a las comunidades de práctica 
                      que se basan en estas dos premisas como elementos definitorios 
                      de estos procesos. La creación de conocimiento requiere de un hábitat 
                      que lo posibilite. Las comunidades de práctica presentan 
                      muchos de los rasgos donde el conocimiento fluye y donde 
                      se produce de forma más efectiva el intercambio y 
                      creación de conocimiento.Una comunidad de práctica se basa en que el aprendizaje 
                      implica participación colectiva y que la adquisición 
                      de conocimientos y habilidades se considera un proceso de 
                      carácter social y no individual. Una comunidad de 
                      prácticas, se asienta en las siguientes dimensiones 
                      (E. Wenger, 1991):
  
                      a. Compromiso 
                        mutuo: el hecho de que cada miembro de la comunidad 
                        comparta su propio conocimiento y reciba el de los otros 
                        tiene más valor que el poder que, en otros círculos 
                        más tradicionales, parece adquirir el que lo sabe 
                        todo. El conocimiento parcial de cada individuo es un 
                        dato, lo que realmente importa es el valor que añade 
                        la interacción entre ellos. b. Empresa conjunta: 
                        la comunidad de práctica debe tener unos objetivos 
                        y necesidades comunes que cubrir, aunque ellos no sean 
                        homogéneos. Cada miembro de la comunidad puede 
                        comprender ese objetivo de una manera distinta pero aun 
                        así compartido. Los intereses y las necesidades 
                        pueden ser distintos y, por tanto, negociados, pero deben 
                        suponer una fuente de coordinación y de estímulo 
                        para la comunidad. c. Repertorio compartido: 
                        con el tiempo la comunidad de práctica, y con la 
                        ayuda de sus gestores, va adquiriendo rutinas, palabras, 
                        herramientas, maneras de hacer, símbolos y conceptos 
                        que sirven para mantenerla cohesionada y en constante 
                        dinamismo. Estas prácticas son las redes de comunicación 
                        que permiten las interacciones entre las distintas partes 
                        de la red.  Una comunidad de prácticas puede ser virtual, presencial 
                      o mixta. Se distingue el término comunidad virtual 
                      de otros términos que explican espacios de comunicación 
                      en Internet. Habitualmente oímos hablar de páginas 
                      web y de portales. Estos entornos se parecen mucho a los 
                      entornos de comunicación tradicionales (prensa, radio, 
                      televisión) en un sentido: la comunicación 
                      es básicamente unidireccional. Unos equipos preparan 
                      la información que quieren trasladar a sus públicos 
                      y la emiten a través de Internet. A diferencia de las páginas web y de los portales 
                      de Internet, las comunidades virtuales de prácticas 
                      procuran, no sólo que la información llegue 
                      a los públicos previstos, sino, y sobre todo, que 
                      exista participación de los usuarios del entorno. 
                      Cuando se produce la participación de las personas, 
                      las distancias entre ellas y el medio se acortan. Las personas 
                      se hacen suyo el entorno. Y, por encima de todo, se estrecha 
                      la relación entre las propias personas. Las personas 
                      se comunican, aprenden, extienden su conocimiento, fomentan 
                      los vínculos afectivos y sociales. Para que esto suceda el entorno debe agrupar y, sobre todo, 
                      proponer contenidos específicos dirigidos a los públicos 
                      a los que quiere atraer. Y, finalmente, debe procurar que 
                      los miembros de los públicos a los que van dirigidos 
                      esos contenidos generen también contenidos. La fidelización 
                      de estos públicos, la vinculación con el entorno 
                      y su participación convertirán el entorno 
                      en una comunidad educativa irrepetible y totalmente útil 
                      para las personas para las que se ha construido. En el contexto de la organización que quiere aprender 
                      de manera continuada, las comunidades de práctica 
                      estarían compuestas por grupos de profesionales que 
                      transforman su saber hacer personal en valores colectivos 
                      (conocimiento común del grupo), que, con el tiempo, 
                      pueden llegar a ser conocimiento compartido y señas 
                      de identidad propias de la Administración (prácticas 
                      corporativas colectivas). Las comunidades reunidas en torno a una tarea y objetivo 
                      común son particularmente de práctica, si 
                      consideremos que la visión es complementaria con 
                      aquella que considera que los profesionales aprenden cuando 
                      aplican, a partir de la propia experiencia, lo que han aprendido. 
                      Aquí, los conocimientos asociados a la practica, 
                      independentmente de donde y como se hayan adquirido, son 
                      determinantes para aprender. La creación de conocimiento 
                      se produce en la práctica. Por estos motivos, las comunidades de practica son un espacio 
                      de trabajo que ayudan a aprender y progresar a la Administración 
                      a partir de algunos principios del aprendizaje social, tales 
                      como: Las personas aprenden en sociedad, manteniendo al mismo 
                      tiempo la identidad. Se constituyen en torno a temas que 
                      unen a sus miembros a nivel individual. El conocimiento 
                      reside principalmente en las personas y no en las máquinas 
                      o bases de datos, ya que gran parte del conocimiento es 
                      tácito. Por tanto, la actitud relacional de las personas 
                      es clave para generarlo, compartirlo y explotarlo. Aprenden a partir de la interacción, ya no de maestro 
                      a aprendiz (concepto más propio de la visión 
                      tradicional) sino que construyendo, con sus pares, de manera 
                      compartida, estructuras cognitivas, vivencias laborales, 
                      a partir de la experiencia de otras personas en situaciones 
                      similares. Se trata de un punto de vista amplio sobre el aprendizaje, 
                      que amplía sin sustituir la visión tradicional: 
                      en cualquier lugar, en cualquier momento (dentro y fuera 
                      de la Administración), en espacios habilitados expresamente 
                      para aprender, o en otros espacios mas informales. A partir de les experiencias de cada colectivo, se tratará 
                      de aprender haciendo, vinculando el aprendizaje con la resolución 
                      de posibles dificultades que impiden alcanzar los objetivos 
                      de la Administración. Es así que el trabajo colaborativo se entiende como 
                      un patrón de relación entre diversas personas 
                      en una organización en el que prevalece la interacción 
                      y el compartir para la consecusión de un propósito 
                      común. 
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