E D I C I Ó N - N ° 3 8 - M A Y O - 2 0 0 9
   
 
 

Hollywood si que sabe, ¿Obama también?
Javier Martínez Aldanondo,
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl

 
El viernes 8 de mayo, nada más recibir la confirmación de que la tasa de desempleo alcanza el 8,9%, Barack Obama, flamante presidente de los EEUU manifestó lo siguiente: "En una economía del S.XXI donde la habilidad más importante que puedes vender es tu conocimiento, la educación es la mejor apuesta que podemos hacer, no sólo para nuestro éxito individual sino para el éxito de nuestra nación … De forma que si queremos ayudar a la gente no sólo a levantarse de nuevo sobre sus pies hoy sino a prosperar mañana, necesitamos un nuevo y riguroso enfoque sobre la enseñanza superior y la formación técnica". El texto completo se puede leer aquí http://www.tinyurl.com/reskilling

Da la sensación de que cuando habla el hombre más poderoso de la nación más poderosa de la tierra, hay que poner atención a sus palabras. Obama plantea una afirmación fundamental pero no compartida por mucha gente: No hay ninguna habilidad más importante que aprender. Eso sí, no se pronuncia sobre cómo se aprende dando por hecho que resulta algo evidente, al fin y al cabo miles de instituciones vienen enseñando hace muchos siglos por tanto debe ser un tema resuelto. Pero justamente ahí radica el problema y por esa misma razón conviene arrojar luz sobre este espinoso asunto. Los 2 elementos que mayor impacto tienen en cualquier proceso de aprendizaje no son ni el profesor, ni los contenidos, ni las notas, ni el presupuesto, ni la institución educativa. Esos 2 elementos, que son sistemáticamente ignorados por quienes se dedican a la educación/formación, empiezan por M: Motivación y Memoria.

1. Motivación: ¿Cómo lograr que las personas quieran aprender?
A finales del mes de abril decidí invertir 4 días completos (40 horas) y no poco dinero en el que se considera el mejor curso de guión del mundo impartido por el profesor Robert Mckee y por el que han pasado numerosos ganadores de premios Oscar y Emmy http://www.mckeestorychile.com/indexCS.htm
El curso no era barato e incluía clases el sábado y el domingo así que necesitaba una razón poderosa para estar dispuesto a hacer este sacrificio. Mi razón era evidente: Saber cómo logra el mundo del cine atrapar al espectador, hacerle salir de casa, pagar por sentarse en la oscuridad durante 2 horas, sin moverse, mirando una pantalla y con un nivel de concentración muy superior al que demuestra en su trabajo. Y no sólo eso, cómo logra hacer que el espectador se identifique con los personajes, sufra con la historia, se angustie, se ria, pase miedo, llore, es decir, se emocione y todo eso aun sabiendo que lo que ve es "inventado". ¿Por qué el mundo del aprendizaje no ha logrado algo semejante? ¿Por qué rara vez ofrece experiencias memorables?
Hace mucho tiempo que insisto en que las historias son una de las mejores herramientas para aprender. Por suerte, poco a poco otros empiezan a pensar lo mismo y a finales de marzo hicimos una sesión sobre cómo usar storytelling/narrativas para difundir conocimiento. Las premisas son 2:

a. Para aprender hay que querer aprender y las personas no necesariamente quieren aprender lo que los profesores les queremos enseñar.
b. Si quieres que alguien aprenda algo, no le ofrezcas contenidos para estudiar ni asignaturas con sus respectivos exámenes sino que plantéale un desafío que le interese resolver y crea una historia para contextualizarlo.

El cine es el arte de contar historias así que mi objetivo era entender cómo se diseñan historias que facilitan resolver el primer gran problema que enfrenta la educación: motivar a las personas a que quieran aprender.
Resumir 4 días en unos pocos párrafos es difícil pero estas son algunas de mis principales conclusiones:

Una buena película siempre cuenta una gran historia y desde los griegos (Ilíada/Odisea) los principios son básicamente los mismos: Qué quiere el protagonista, cómo lo va a conseguir, qué se interpone en su camino (qué problemas tiene) y cómo lo sortea y todo eso en 2 horas.

La historia se basa siempre en conflictos que afectan a los personajes. Esos conflictos rompen el equilibrio en que viven los personajes y les impiden obtener lo que desean empujándoles a tomar decisiones y actuar. Y es precisamente ahí donde se muestran de verdad. Al inicio de la historia siempre hay un incidente que desata los acontecimientos y crea confusión y al final la historia se cierra con un climax donde se resuelve el conflicto, positiva o negativamente.

Una buena historia tiene que ser ante todo creíble. Necesita también ser impredecible, tiene que sorprender al espectador no con lo que ya sabe sino con lo que no ha visto antes. Tiene por tanto una cierta dosis de engaño, cuando crees que va a pasar una cosa pasa otra inesperada. Tiene que provocar su curiosidad (la historia plantea preguntas continuamente ¿por qué ha pasado esto? ¿qué pasará a continuación?), generarle tensión e intriga y nunca, nunca, nunca aburrir.

Una historia ante todo es una experiencia emocional. Busca que el espectador se reconozca en el personaje y piense "Quiero que obtenga lo que quiere porque en su lugar yo querría lo mismo". Escribir historias es la profesión más difícil del mundo y los escritores son peligrosos no por las ideas que transmiten sino por las emociones que mueven

Las historias se basan en un placer antropológico poderosísimo: El interés en descubrir un mundo que no conocemos ya que, a fin de cuentas, vivimos una vida pequeña.

El último día del curso, dedicamos varias horas a hacer una "autopsia" de la película Casablanca (Bogart/Bergman) para entender minuto a minuto cada uno de los detalles "invisibles" que pasan desapercibidos para el espectador.

¿Significa esto que es posible aprender viendo una película en el cine o en la televisión? No. El cine está pensado para el entretenimiento y la diversión. La televisión puede proveer contenidos pero no es una herramienta para aprender por razones obvias: Si quieres que alguien aprenda, no puede ser espectador sino protagonista. No puede observar una situación que les pasa a otros desde "fuera", pasivamente, sino que debe estar "dentro" y las cosas le deben pasar a él. Para aprender, como he repetido incansablemente, tienes que hacer, no basta con leer o escuchar. Lo que si es factible y sobre todo deseable es aprender de cómo el cine capta tu atención, logra apasionarte presentándote conflictos ante los que deseas saber cómo se resuelven y cómo terminan. Si algo hay que reconocer a Hollywood es que sus historias, aunque en muchas ocasiones sean banales, saben contarlas muy bien.
Si eres capaz de crear una historia rica y motivante, tienes mucho camino recorrido para diseñar experiencias de aprendizaje en las que sitúes al alumno como protagonista de una historia donde deba alcanzar un objetivo que le importe y donde aprender sea el medio que le permita tener éxito. Y curiosamente eso, en el mundo del aprendizaje, es una innovación sin precedentes.

2. Memoria
Actuar es repetir lo aprendido con anterioridad. Actuar, por tanto, consiste en poner tu conocimiento en práctica. Cualquier cosa que haces ocurre gracias a tu memoria que es capaz de rescatar ese conocimiento cuando lo necesitas. Imaginemos que sabes andar en bicicleta y yo te lo borro del cerebro. ¿Qué ocurriría si te doy una bici? Si te subieses te caerías al suelo, no podrías andar en ella, te quedarías sin ese conocimiento y necesitarías aprenderlo de nuevo. Sin memoria no puedes actuar, no puedes hacer nada. Si hablamos de Memoria, necesitamos distinguir primero que entendemos por aprender y por conocimiento:

Precisamente se acaba de celebrar el 1 de mayo, día del trabajo y todavía resulta normal escuchar frases como "Estoy en el trabajo", "voy camino al trabajo", "cuando salga del trabajo" "me he quedado sin trabajo". Pero no será por mucho tiempo. No, el trabajo no es un lugar. El trabajo eres tú.

a. Aprender es acumular experiencia reutilizable en el futuro.
b. Conocimiento es aquello que te permite tomar decisiones y actuar.
Al hilo de esto hay una conclusión interesante:
El conocimiento para andar en bicicleta necesita ser aprendido y como todo conocimiento, es un "proceso neuronal" imposible de transferir directamente a otra persona. ¿Cómo le transfiero a otra persona mi conocimiento sobre cómo andar en bici, escribir guiones o hablar inglés? Es imposible. Enseñar no es posible, aprender en cambio, si lo es.

A pesar de ello, nuestro sistema educativo cae en el error permanente de confundir memoria con memorizar. Su paradigma consiste en hacer esfuerzos sistemáticos para que los alumnos memoricen enormes cantidades de datos inútiles que les son suministrados mediante asignaturas. La forma de verificar que los alumnos saben es hacer un examen para comprobar si los alumnos recuerdan lo que escucharon al profesor o leyeron en el libro. Esto se llama memorizar y su inutilidad es fácil de demostrar: ¿Cuántos alumnos serían capaces, 1 año después, de aprobar cualquiera de los exámenes que hicieron 1 año antes? ¿Cuántos adultos aprobarían un examen cualquiera de la carrera que estudiaron en la universidad? Prácticamente ninguno, lo hemos olvidado. Sin memoria no hay conocimiento.
Hemos hablado muchas veces que aprender es recordar. Si hoy no eres capaz de hacer una integral, significa que no lo aprendiste por mucho que hace 20 años fueses capaz de responder correctamente en un examen. El cerebro es un almacén de casos y no de datos y si lo que queremos es que las personas tengan "memoria", es decir, aprendan de verdad, tenemos que proveerles múltiples experiencias (en forma de historias) donde hagan tareas, resuelvan problemas, desarrollen actividades, cometan errores… Es decir, que acumulen casos, historias reutilizables en el futuro. La práctica hace maestros.
A pesar de los sistemas educativos, las personas de forma natural se manejan bastante bien en el proceso de aprender. Al fin y al cabo, son inteligentes. Pero, ¿Y las organizaciones? ¿Aprenden? ¿Dónde está el conocimiento de una organización? ¿Y su memoria? ¿Tienen cerebro? ¿Son inteligentes?. En otra columna discutiremos este equívoco asunto.

2009 es año electoral en Chile y demasiada gente (los políticos al frente) aboga por invertir mucho dinero en educación. Mi duda es ¿Para hacer QUÉ? ¿Para hacer más de lo mismo? La civilización ha progresado mucho a lo largo de la historia en prácticamente todas las ramas del saber. Sin embargo, en educación, no se ha inventado nada mejor que lo que proponía Sócrates (y su método basado en las preguntas) o Aristóteles (lo que tenemos que aprender, lo aprendemos haciendo). Resulta desesperante comprobar como sabiéndolo desde hace muchos siglos, estas premisas son absolutamente ignoradas.

En su discurso del 8 de mayo Obama comentó "Si queremos salir de esta recesión mejor de antes, tenemos que asegurarnos que contamos con una fuerza de trabajo mejor entrenada que nunca antes". ¿Sabrá Obama cómo entrenar adecuadamente a esa fuerza de trabajo? Por algunas de las decisiones que ha tomado hasta ahora, me temo que no. Sería conveniente que se fijase en cómo trabajan sus compatriotas en Hollywood.

PD: El miércoles 27 de mayo, en un emocionante partido, el FC Barcelona se proclamó brillante campeón de la Champions League (después de haber ganado el título de liga y de copa, algo inédito en el futbol español). Su entrenador, Josep Guardiola, encargó en secreto la realización de un vídeo 7 minutos para motivar a los jugadores justo antes de que saltasen al campo. ¿Recuerdan lo que hablábamos de las historias? Aquí pueden ver el video que se ha hecho público hoy rodeado de gran expectación. El partido se celebró en Roma y la película escogida para inspirar a sus jugadores fue Gladiator que transcurre en … Roma.

PD2: El domingo 31 Rafael Nadal quedó eliminado por primera vez en Roland Garrós perdiendo la oportunidad de ganar dicho torneo de Grand Slam por quinta vez consecutiva (algo inédito en la historia del torneo). ¿Recuerdan lo que comentamos de la Memoria? ¿Qué será capaz de aprender Nadal de esta derrota?¿Cómo guardará este partido en su cerebro para aprovecharlo en el futuro? Dudo mucho que olvide la historia de este día.


 
 

Inteligencia Ecológica:
Colaborar para sobrevivir en tiempos de incertidumbre

Marcelo Lasagna, Gerente Sector Público de Catenaria
mlasagna@catenaria.cl

El último libro de Daniel Goleman, Inteligencia Ecológica, amasa algunas de las ideas que más me han ocupado y entusiasmado en el ultimo tiempo. Principalmente la de por qué el patrón de la colaboración es clave en el mundo de las organizaciones de hoy y del futuro, y cómo hacer para que éste se convierta en una práctica incorporada en aquellas. El título del libro podría llevar a pensar que Goleman nos hablará desde una sensibilidad medioambientalista, sin embargo, siendo así en parte, no lo es en el fondo. No es un libro ecologista, es un libro que nos invita a reflexionar sobre el mundo que emerge y el impacto que éste tiene para la forma en la que nos organizamos y convivimos en las organizaciones. El viejo paradigma del managment y de la teoría de organización, que podríamos ilustrar con la visión fayoliana de la empresa, no nos sirve para entender y actuar en un mundo que se ha hecho mucho más dinámico, incierto, frágil, interdependiente y complejo. ¿Qué nos dice Goleman de ello?. Para comprenderlo no es suficiente una sola mente que lo piense y comprenda. Esta no es capaz de integrar toda la información que se requiere para hacer inteligible una realidad, por lo que se requiere el surgimiento (emergencia) de la inteligencia colectiva, como la de los insectos sociales, la que sólo es posible mediante la colaboración. Colaborar viene del latín co-llaborare y denota la actividad de trabajar juntos por un propósito común. Esta actividad es tan humana que está en nuestra genética, pues ha sido uno de los patrones que la selección natural ha premiado, en tanto nos ha permitido sobrevivir y ser más fuertes como especie. Con todo, en la actualidad el paradigma clásico del managment la ha inhibido muy fuertemente. Goleman nos invita a recuperarla y re-pensarla.

En estas notas quiero compartirles algunas ideas del libro de Daniel Goleman.

1. Aprender de los sistemas vivos

Los ecologistas nos dicen que los sistemas naturales operan en múltiples escalas. A nivel macro hay ciclos biogeoquímicos globales, al igual que para el flujo de carbono, donde los cambios en las proporciones de los elementos se pueden medir no sólo a través de los años, sino que a través de los siglos y de las edades geológicas. El ecosistema de un bosque balancea la interacción entrelazada de especies de plantas, animales e insectos, bajando a las bacterias en el suelo, donde cada uno encuentra un nicho ecológico para explotar, y sus genes evolucionan conjuntamente. En el nivel micro los ciclos siguen su curso en una escala de micrones o milímetros, en tan sólo segundos(1).

¿Cómo percibimos y entendemos todo esto hace una diferencia crucial?. "El árbol que mueve a algunos hasta las lágrimas de alegría, a otros sólo representa una cosa verde que se interpone en el camino", escribió el poeta William Blake hace dos siglos. "Algunos ven en la Naturaleza todo el ridículo y la deformidad, y algunos pocos ven la Naturaleza como un absoluto. Pero a los ojos del hombre de la imaginación, la naturaleza es la propia imaginación. Como un hombre es, por lo que ve."

La inteligencia ecológica nos permite comprender los sistemas en toda su complejidad, así como la interacción entre lo natural y los mundos creados por el ser humano. Pero esta comprensión exige un amplio acervo de conocimientos, tan grande que ningún cerebro por sí sólo puede almacenarlo todo. Cada uno de nosotros necesita la ayuda de otros para navegar las complejidades de la inteligencia ecológica. Tenemos que colaborar (2).

Esta es la nueva máxima para sobrevivir en los tiempos de la complejidad y la incertidumbre(3). El nuevo paradigma de ver y pensar la realidad se traslada desde una mirada centrada en la materia, las cosas, las estructuras, hacia una focalizada en la relación, el vínculo, las redes. Es en este marco conceptual que la colaboración tiene un sentido práctico intenso y clarificador. Gregory Bateson proponía precisamente como nueva forma de pensar una que sustituyera los objetos por las relaciones………….

2. La inteligencia colectiva: cooperar más y desmarcarse menos.

Convencionalmente los psicólogos ven la inteligencia como un atributo que sólo reside en un individuo. Pero la habilidad ecológica que necesitamos para poder sobrevivir hoy en día debe ser una inteligencia colectiva, una que aprendemos y dominamos como especie, y que reside en forma distribuida entre redes de personas deslocalizadas. Los desafíos que enfrentamos son muy variados, sutiles, y complicados para ser comprendidos y superados por una sola persona; su reconocimiento y solución requieren intensos esfuerzos de una amplia gama de expertos, empresarios, activistas - de todos nosotros. Como grupo tenemos que saber a qué peligros nos enfrentamos, cuáles son sus causas, y cómo hacerlos inofensivos, por un lado, y, por otro, ver las nuevas oportunidades que ofrecen estas soluciones - necesitamos la determinación colectiva hacer todo esto.

Comprender el problema es un paso necesario para la inteligencia ecológica. Un problema mal conceptualizado es un problema mal resuelto. Si los problemas a que nos enfrentamos son cada más volubles e indeterminados, la inteligencia ecológica nos invita a generar un sistema de alerta y comprensión de la realidad, de la cual siempre sólo conoceremos una parte de ella, por lo que colaborar con otros se hace un imperativo……….

Los antropólogos evolutivos reconocen la habilidad cognitiva requerida para la inteligencia compartida, como una capacidad humana distintiva, dado que ha sido fundamental para ayudarnos como especie a sobrevivir. El más reciente valor añadido al cerebro humano incluye nuestro circuito para la inteligencia social, el que permitió a los primeros seres humanos utilizar complejas formas de colaboración para cazar, emparentarse, y sobrevivir. En el mundo de hoy, necesitamos mucho más de estas mismas capacidades para intercambiar conocimiento, de cara a superar los nuevos de desafíos que determinarán nuestra supervivencia.

La colaboración tiene un sentido: compartir información y conocimiento para poder entender los desafíos que enfrentas y actuar ante ellos. Mientras más conocimiento tienes sobre una realidad en mejores condiciones estarás para enfrentarla. El conocimiento se vuelve, en consecuencia, en un factor clave para las organizaciones……

Un colectivo, sea entre amigos o en familia, dentro de una empresa, o a través de toda una cultura, expande la conciencia del grupo a través de la inteligencia distribuida. Cuando una persona capta una parte de esta compleja red de causa y efecto (que es la realidad) y lo comunica a los demás, esta idea (hallazgo) se convierte en parte de la memoria grupal, que será utilizado por otro miembro del grupo cuando lo requiera. Así la inteligencia compartida crece mediante las contribuciones de las personas que anticipan esa comprensión y luego la difunden entre el resto del grupo. Por lo tanto necesitamos "scouts", exploradores que nos alerten sobre las verdades ecológicas con las cuales hemos perdido el contacto o aquellas que vienen por descubrir.

Las grandes organizaciones encarnan la inteligencia distribuida. En un hospital un técnico de laboratorio realiza ciertas tareas, una enfermera quirúrgica hace otras, un radiólogo también otras: coordinar todas estas habilidades y conocimientos permite a los pacientes recibir una buena atención. En una empresa de ventas, los departamentos de finanzas, marketing y planificación estratégica representan una expertise única. Sin embargo, estas partes -aparentemente desconectadas- operan como un todo a través de una coordinación, y de la comprensión compartida.

Ahora bien, en la práctica el comportamiento de silos (estancos) sigue prevaleciendo en muchas organizaciones, lo que convierte a cada una de esas islas en realidades desconectadas de los objetivos estratégicos de la organización. Todo ello, en una medida importante, es fruto de la falta de una cultura del compartir.

El carácter compartido de la inteligencia ecológica es sinérgica con la inteligencia social, lo que nos da la capacidad para coordinar y armonizar nuestros esfuerzos. El arte de trabajar juntos de manera eficaz, como un equipo de alto rendimiento, combina habilidades como la empatía y la perspectiva de tomar, la franqueza y la cooperación, para crear creación de persona a persona vínculos que permitan obtener información de valor añadido como parte de este viaje. La colaboración y el intercambio de información son vitales para la amasar los hallazgos ecológicos esenciales y necesarios para generar la base de datos que nos permitan actuar para producir el bien.

3. El ejemplo de los Insectos Sociales para fomentar la colaboración.

La forma que adoptan los enjambres de insectos nos sugieren otro sentido en el que la inteligencia ecológica puede ser distribuida entre nosotros. En una colonia de hormigas ninguna hormiga abarca el panorama del conjunto, ni conduce a las otras hormigas (sólo la reina pone huevos), en su lugar cada hormiga sigue reglas de oro simples para trabajar colaborativamente en un sinnúmero de formas para lograr las metas de la autoorganización. Las hormigas encuentran la ruta más corta a una fuente de alimento interconectadas a través de normas simples, tal como seguir el más fuerte sendero de feromonas. La inteligencia del enjambre permite que un objetivo mucho más amplio pueda ser alcanzado como resultado de que un gran número de actores siguiendo unas reglas sencillas. Ninguno de los actores necesita dirigir los esfuerzos del otro para lograr la meta general, ni tampoco existe ninguna necesidad de un director centralizado.

Tal como muchos de los avances científicos y técnicos han tenido lugar después de dar una aguda mirada a la naturaleza, cabría repensar nuestras creaciones humanas del ámbito social, como las organizaciones, dándole una mirada profunda los sistemas vivos.

Cuando se trata de nuestros objetivos colectivos ecológicos, las reglas del enjambre podrían reducirse a:

1. Conocer tus efectos.
2. Favorecer las mejoras.
3. Compartir lo que aprendes.

Así una inteligencia de enjambre se traduciría en una mejora en curso para nuestra inteligencia ecológica a través de una atenta conciencia de las verdaderas consecuencias de lo que hacemos y compramos, y de la voluntad de cambiar para mejor, y la difusión de lo que sabemos para que otros puedan hacer lo mismo. Si cada uno de nosotros en el enjambre humano seguimos estas tres reglas sencillas, y luego juntos podamos crear una fuerza que mejora nuestros sistemas humanos. Nadie de nosotros tiene un plan maestro o es el depositario de todo el conocimiento esencial. Todos nosotros seremos empujados hacia una mejora continua del impacto humano sobre la naturaleza.

El conocimiento brota mejor en entorno diversos, mientras más creatividad interrelacional hay, mayor conocimiento tendremos fruto de aquella. Con lo cual cualquier diseño organizacional que opte por la descentralización y las redes de inteligencia distribuida, más capacidades habrá en la organización para comprender los desafíos y reaccionar ante ellos……….

Las señales de los albores de este cambio en la conciencia colectiva son ampliamente visibles a nivel mundial, desde los equipos directivos que trabajan para hacer que sus empresas sean más sostenibles, a activistas de barrio que distribuyen bolsas para la compra reutilizables, sustituyendo las de plásticos por unas de tela- donde las personas están motivadas por la creación de una forma de interactuar con la naturaleza que transforma nuestras propensiones de compromisos de corto plazo hacia otros de largo plazo. Ciertamente que las investigaciones de alto perfil acerca de los innumerables peligros que la actividad humana plantea a los ecosistemas de nuestro planeta, como el creciente estudio del calentamiento global, son un simple comienzo. Tales esfuerzos ayudan a elevar nuestro sentido de urgencia. Sin embargo no podemos parar aquí. Necesitamos recoger sobre el terreno, los datos detallados y sofisticados que pueden orientar nuestras acciones. Para eso se necesita un análisis exhaustivo y permanente, y una disciplina determinada- y la búsqueda de la inteligencia ecológica.

La inteligencia colectiva es, al fin y al cabo, una propiedad emergente de un sistema social (empresa, Estado, organización, familia, club de fútbol, etc.) La idea de emergencia afirma que el todo es más que la suma de sus partes. Ello es que también hay que considerar las específicas conexiones e interrelaciones entre esas partes. (el vínculo importa más que los objetos!!!!!). La emergencia está muy vinculada al fenómeno de la complejidad, ya que en estos fenómenos el todo es más que la parte y su comportamiento es poco predecible. Y pensar la complejidad es descubrir ambigüedad, interacción y ambivalencia donde antes sólo había simplismo. Para emprender esta hercúlea tarea necesitamos desarrollar la capacidad de la inteligencia ecológica que nos propone Goleman. Para hacerlo lo primero que tendremos hacer es aprender a desaprender la forma como pensamos.


(1)En gris y cursiva son textos traducimos por mi del libro de
Daniel Goleman que aquí comento.
(2) La negrilla es mía.
(3)En naranja mis comentarios a la reflexión de Goleman.

 
 

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